Una de las obras de teatro mas conocidas de este comienzo de siglo ha sido God of Carnage, de la de la autora francesa Yasmina Reza y que se estrenó en diciembre de 2006 en Zurich y convirtiéndose en un gran éxito de critica en Broadway en 2009.
Y como vivimos en una época de adaptaciones, esto no iba a ser menos, y Roman Polansky el archiconocido director de películas como “Chinatown” o “El pianista” decidió poner en marcha su versión cinematográfica, contando con la ayuda de la propia autora para la adaptación del guión, autentico protagonista de la función junto a la actuación de los 4 protagonistas.
Pero lo primero es contar un poco la temática de esta corta película de 79 minutos de duración.
Dos matrimonios, los Cowan y los Longstreet, se reunen para hablar de una disputa entre sus respectivos hijos, que acabó con la “desfiguración” (divertidisima la polémica por el uso de unas u otras palabras por parte de unos u otros personajes) de uno de ellos. Y eso es la película, el encuentro entre estos 4 personajes y la evolución de una reunión repleta de correcciones a un combate dialéctico totalmente desatado.
Como he mencionado anteriormente, lo que realmente brilla en esta película, además de ese guión maravilloso, que poco a poco va desvelando la auténtica cara de nuestros cuatro protagonistas, cuatro personajes perfectamente construidos que representan cuatro personalidades muy diferentes entre si, y muy presentes en la sociedad civilizada de hoy en día.
El matrimonio Cowan lo forman Kate Winslet y Christoph Waltz, padres del hijo agresor del hijo del matrimonio Longstreet, con Jodie Foster y John C. Reilly.
No quiero decir mucho mas de las actitudes y personalidades de los cuatro protagonistas, puesto que es la gracia de la película, presenciar esa caída de las máscaras y ver la diferencia entre lo que son cuando los conocemos y lo que vemos que son cuando acaba la película.
Pero si que se pueden alabar las actuaciones de todos ellos, a destacar para un servidor, los papeles de Christoph Waltz y Kate Winslet son geniales, dando un autentico recital de actuación.
Pero Jodie Foster o John C. Reilly tampoco se quedan atrás, y los 4 nos regalan una divertidisima sátira de la sociedad.
Tampoco es que la película sea lo mas grande del año, ni nada parecido, y la labor de Polansky sin ser en absoluto mala, tampoco se hace notar en excesivo, debido a necesidades del guión, logicamente.
En conclusión, nos encontramos con una película muy divertida, muy teatral, logicamente, y que nos regala cuatro buenas actuaciones. Recomendable, si, por supuesto, pero tampoco llega al nivel que se podía esperar de ella, viendo su origen, su director y su casting.
Y como vivimos en una época de adaptaciones, esto no iba a ser menos, y Roman Polansky el archiconocido director de películas como “Chinatown” o “El pianista” decidió poner en marcha su versión cinematográfica, contando con la ayuda de la propia autora para la adaptación del guión, autentico protagonista de la función junto a la actuación de los 4 protagonistas.
Pero lo primero es contar un poco la temática de esta corta película de 79 minutos de duración.
Dos matrimonios, los Cowan y los Longstreet, se reunen para hablar de una disputa entre sus respectivos hijos, que acabó con la “desfiguración” (divertidisima la polémica por el uso de unas u otras palabras por parte de unos u otros personajes) de uno de ellos. Y eso es la película, el encuentro entre estos 4 personajes y la evolución de una reunión repleta de correcciones a un combate dialéctico totalmente desatado.
Como he mencionado anteriormente, lo que realmente brilla en esta película, además de ese guión maravilloso, que poco a poco va desvelando la auténtica cara de nuestros cuatro protagonistas, cuatro personajes perfectamente construidos que representan cuatro personalidades muy diferentes entre si, y muy presentes en la sociedad civilizada de hoy en día.
El matrimonio Cowan lo forman Kate Winslet y Christoph Waltz, padres del hijo agresor del hijo del matrimonio Longstreet, con Jodie Foster y John C. Reilly.
No quiero decir mucho mas de las actitudes y personalidades de los cuatro protagonistas, puesto que es la gracia de la película, presenciar esa caída de las máscaras y ver la diferencia entre lo que son cuando los conocemos y lo que vemos que son cuando acaba la película.
Pero si que se pueden alabar las actuaciones de todos ellos, a destacar para un servidor, los papeles de Christoph Waltz y Kate Winslet son geniales, dando un autentico recital de actuación.
Pero Jodie Foster o John C. Reilly tampoco se quedan atrás, y los 4 nos regalan una divertidisima sátira de la sociedad.
Tampoco es que la película sea lo mas grande del año, ni nada parecido, y la labor de Polansky sin ser en absoluto mala, tampoco se hace notar en excesivo, debido a necesidades del guión, logicamente.
En conclusión, nos encontramos con una película muy divertida, muy teatral, logicamente, y que nos regala cuatro buenas actuaciones. Recomendable, si, por supuesto, pero tampoco llega al nivel que se podía esperar de ella, viendo su origen, su director y su casting.